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emo

Definición

Las personas con este trastorno se niegan a mantener su cuerpo en un peso situado dentro de los límites de la normalidad. Expresan mucho temor a ganar peso y llegar a ser obesas. Concentran en su figura toda su preocupación, en muchos casos tienen dificultades para hablar de otros temas que no sean su cuerpo y cómo lo ven.

Hay que poner atención y escuchar con cautela, ya que el 49% de las adolescentes temen aumentar de peso y el 45% se ven gordas y no todas sufrirán el trastorno.

La anorexia nerviosa está ligada al sexo femenino de forma clara, el 90-95% de las personas afectadas son mujeres y las edades suelen oscilar entre los 12 y los 25 años. Se da con mayor frecuencia entre los 12 y los 16 años aproximadamente.

Antes de los 12 años se encuentran casos que casi siempre están ligados a una situación de deprivación afectiva o social de la familia (inmigración).

En los últimos años también están aumentando los casos en mujeres de 40-45 años que suelen ir ligados a separaciones difíciles, problemas laborales…

La OMS ha clasificado la anorexia y la bulimia como trastornos mentales y de la conducta.

Más allá de todos los factores que intervienen en este trastorno, podemos decir que no se instala como tal hasta que la persona no realiza una dieta restrictiva. Es decir:

SIN DIETA RESTRICTIVA INICIADA VOLUNTARIAMENTE,
NO SE DESARROLLARIA UN TRASTORNO DE CONDUCTA ALIMENTARIA.

El 60-65% de lo que nos explicaría el trastorno es genético.

Se han recogido una serie de características individuales muy distintas como factor de riesgo demostrado, y todas tienen componente genético:

  • Reactividad a la desnutrición
  • Reactividad al estrés
  • Sexo femenino, tiene mayor reactividad al estrés y a la desnutrición
  • Inicio en la pubertad
  • I.M.C.
  • Neuroticismo
  • Impulsividad
  • Obsesividad
  • Evitación de daños
  • Disfunción serotoninérgica

En los últimos años se empieza a valorar la prematuridad y la distocia como factores de riesgo. Por cómo son los embarazos y los partos de hijos de pacientes con TCA.

Características

  • TEMOR A ENGORDAR. Alimentación baja en calorías. Parece haber olvidado el placer de comer y de comunicarse mientras come. En algunos casos prefiere comer sola.
  • AMENORREA. Incluso antes de una pérdida significativa de peso. Podría entenderse como una inhibición psicosomática consecuente con su retracción psíquica del desarrollo sexual. La amenorrea produce el aumento de algunas hormonas como el cortisol que ha sido asociada a la aparición de osteoporosis.
  • RESISTENCIA AL TRATAMIENTO. No suele haber conciencia de enfermedad.
  • ESCASA ALIMENTACIÓN. En algunos casos acompañada de episodios bulímicos seguidos de vómitos.

Estas primeras cuatro características son las que encontramos en todos los casos. ASTARÍAN PARA HACER EL DIAGNÓSTICO.

  • FRECUENTES TRASTORNOS DE SUEÑO (No siempre)
  • FRECUENTE ESTREÑIMIENTO
  • DIFICULTAD PARA HABLAR DE LO QUE LE SUCEDE. No se trata en todos los casos de una posición negativista, si no de una verdadera dificultad. (Escasa elaboración del pensamiento simbólico.)
  • ABANDONO DE LAS ACTIVIDADES NORMALES  o mayores dificultades para realizarlas principalmente las escolares porque les cuesta más concentrarse.
  • AUTOESTIMA BAJA. Suele ir acompañada de una idealización de las figuras femeninas, que siente muy alejadas de sus posibilidades reales (aunque no sea así).
  • Es importante hacer diagnóstico diferencial tanto físico como psicológico.  (Algunos tipos de cáncer, psicosis.)
  • ABUSO DE LAXANTES, diuréticos o píldoras de adelgazamiento de venta libre.
  • EJERCICIO FÍSICO EXCESIVO. Un ejercicio moderado no está contraindicado. En algunos hospitales se utiliza durante el internamiento especialmente en deportistas y bailarinas.
  • “CORAZONES PEQUEÑOS” Y ANOMALÍAS CORONARIAS, como consecuencia del trastorno.
  • OSTEOPOROSIS. Pérdida de masa ósea que tardan a veces años en recuperar con tratamiento de estrógenos.

A veces acompañan el tratamiento síntomas de inanición.

  • PIEL FRÍA. FRÍO
  • DOLOR AL SENTARSE
  • LANUGO + PÉRDIDA DE CABELLO
  • HIPOTENSIÓN O TENSIÓN BAJA. Bradicardia o latidos excesivamente lentos.
  • DIFICULTAD DE DEGLUCIÓN. La escasa comida dificulta el funcionamiento gastrointestinal.
  • EDEMA O RETENCIÓN ANORMAL DE AGUA, por hipo-proteinemia.
  • CANSANCIO O DEBILIDAD
  • ANEMIA: (-) HIERRO, (-) PROTEINAS

Posibles desencadenantes

Se trata de desencadenantes observables por todos, pero que la persona vive con dificultad y no puede afrontar por sus características individuales.

  • Ruptura sentimental.
  • Fracaso en los estudios.
  • Fracaso en las relaciones con compañeras y compañeros de su edad.
  • Fallecimiento de alguna persona significativa. Dificultad en la elaboración del duelo o intento de negación del mismo.
  • Crítica de algún adulto o de sus compañeros en relación a su físico, vivida como infravaloración.
  • Sentimiento de imposibilidad de asumir los cambios físicos y psicológicos de la pubertad.
  • Idealización del mundo de los adultos y sentimiento de no tener lugar en él.
  • Crisis de pareja entre los padres y que uno de los dos se apoye excesivamente en la hija, a veces pidiéndole que asuma un rol que no le corresponde.

Antecedentes familiares

Aunque es importante recalcar a los padres que no deben sentirse culpables del trastorno que padece su hija, sí que en todos los casos se observa que hay:

  • Cierta sobre valoración del aspecto físico. Atención especial a las deportistas y bailarinas.
  • Antecedentes de trastorno de conducta alimentaria en algún miembro de la familia. A veces la madre, aunque se lo haya ocultado a su hija e incluso a su pareja.
  • Obesidad de la madre.
  • En la mayoría de los casos ha habido algún episodio en que algún hombre de la familia, casi siempre el padre ha puesto el acento en la redondez de la hija.

Siempre observamos que hay un entendimiento difícil entre la madre y la hija en la adolescencia, pero en el caso de la anorexia suele ser más acusado, aunque sorprendentemente en muchísimos casos ninguna de las dos se da cuenta.
La madre no puede, por los sentimientos que le provoca su hija adolescente, acompañarla en este proceso y pasarle en cierta medida el testigo simbólico de lo que representa para ella ser mujer:

  • La hija está en la eclosión de la vida, la madre no.
  • La  hija  probablemente no es como la madre se había imaginado o quisiera que fuera.
  • La hija no responde por todo lo que la madre ha puesto en ella.
  • La hija porque necesita reafirmarse, constantemente coloca a la madre en situaciones a las que no puede o no sabe responder. 

En muchas ocasiones observamos que esta situación difícil se ve reforzada por una crisis de pareja, que no pocas veces se oculta tras el trastorno de la hija.

Factories socioculturales

Pueden influir pero no son causa. Presentes en las sociedades desarrolladas de occidente, tienden a extenderse en los países desarrollados de oriente.

  • Presión social que induce a los jóvenes a estar delgados y esbeltos como muestra de belleza y de salud. Se recomienda no aludir a la delgadez si no a la salud.
  • Estar delgado en los medios de comunicación se señala como un ideal. Se relaciona con la felicidad, el éxito y una vida mejor. Aunque este hecho por sí mismo pueda ser criticado por las adolescentes, si están viviendo una etapa de marcada inseguridad a causa de su crisis vital, y con dificultades con los que han sido sus modelos de identificación, pueden optar por este ideal.
  • La búsqueda de lo andrógino para equilibrar las oportunidades de libertad. También a nivel profesional, por la excesiva competitividad. Se puede fantasear que lo andrógino facilita el éxito.

Factores individuales

  • Elevado nivel de dependencia. Así ante situaciones de cambio puede darse una tendencia a buscar “el control de la situación” adhiriéndose a un modelo social idealizado.
  • Dificultad en asumir la nueva etapa.
  • Déficit de autoestima influido por la imagen tanto física como psicológica  que el exterior les devuelve de sí mismas. Esto lo podemos ver ya en edades tempranas. Recientemente ha consultado una niña de cuatro años que no se sentía aceptada por sus compañeros de clase y dejó de comer. Lo podemos enmarcar en la deprivación afectiva. Este caso remitió en una semana sólo con la adecuada intervención de la familia.
  • Atención especial a cómo se vive la relación con los compañeros de edad y a cómo los maestros y educadores sancionan verbalmente a los adolescentes, que no evolucionan según lo que se espera de ellos.
  • Perfeccionismo y autocontrol. Como una forma de centrarse en sí mismas, de protegerse del afuera sentido como hostil. Se opta por un ideal tranquilizador por el hecho de ser aceptado. El propio autocontrol, “el no comer” da la satisfacción de “poder hacerlo”.

Abordaje terapéutico

Es imprescindible trabajar tanto con la familia como con la adolescente.

  • Padres
    • Entrevistas de apoyo
    • Grupos de padres
  • Adolescente
  • Medicina
    • Descartar otras patologías
    • Analíticas
    • Psicofármacos
  • Enfermería:
    • Ayuda para una alimentación que le permita aumento gradual de peso.
    • Control dieta-peso
    • Aclarar dudas
    • Apoyo
  • Psicoterapia
    • Aceptación del trastorno
    • Toma de conciencia de la problemática que se esconde tras él
    • Trabajo terapéutico.

Ingresos

Ayudan a tomar conciencia del trastorno y a evitar situaciones de riesgo vital.
Hay distintas modalidades.

  • Hospital de día con pernocta en el domicilio familiar.
  • Ingreso en Unidad Especializada  del Hospital General de referencia.  Es un ingreso cerrado. Se permiten las visitas de los familiares, y estancias de un día o fin de semana en casa según la evolución de la paciente.
  • Ingreso en clínica privada. Tiene características semejantes al anterior.

Condiciones de ingreso

Se recomienda ingreso por las siguientes causas.

  • IMC INFERIOR A 18.
  • AMENORREA.
  • IMPOSIBILIDAD DE SEGUIMIENTO DE PAUTAS EN AMBIENTE FAMILIAR.
  • NECESIDAD DE SEPARACIÓN DEL ENTORNO HABITUAL.

Tras el ingreso  se suele aconsejar una estancia en Hospital de Día y posteriormente se deriva de nuevo a tratamiento ambulatorio.

Duración del tratamiento

Por lo general, siempre y cuando no haya una patología de base los tratamientos suelen durar unos dos años.
A partir del momento en que se regulariza el estado físico, procuramos hacer un seguimiento de la adolescente y de la familia un año más.
Se producen pocos abandonos de tratamiento. Las causas del abandono suelen estar relacionadas con las dificultades de la familia y de la adolescente para tomar conciencia de la complejidad del trastorno.

Pronóstico

  • A los 20 años de sufrir la enfermedad, el 20% muere.
  • 50% cura tras 2 años de tratamiento.
  • 20% mejora.
  • 20% logra comer bien pero con peso deficitario.
  • 5% revierte en población obesa

María José Aleu
Psicòloga