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¿Cuáles hay?

Clasificación de las enfermedades de la persona adulta. Las enfermedades más frecuentes de forma simplificada y entendible para todos. Síntomas habituales. Evolución y tratamientos posibles.


Clasificación de las enfermedades de la persona adulta. Las enfermedades más frecuentes de forma simplificada y entendible para todos. Síntomas habituales. Evolución y tratamientos posibles.

Varias clasificaciones de las enfermedades mentales se han utilizado a lo largo del tiempo. Últimamente las más utilizadas por los profesionales sanitarios son la llamada DSM-IV (que es la clasificación desarrollada en EE.UU.) y la CIM-10 (que es la clasificación internacional de enfermedades desarrollada por la OMS en el apartado V, dedicado a la salud mental).

A pesar de la utilización de estas dos clasificaciones, hay diferentes opiniones al respecto de su utilidad y de su fiabilidad. Constantemente salen opiniones en el sentido de que habría que revisar no sólo algunos contenidos, sino incluso la base en que se sostienen.

Haremos una breve descripción de las enfermedades más frecuentes, intentando ser comprensibles para todos:

Depresión

Es con la ansiedad, la más frecuente y se caracteriza por falta de ganas de hacer cosas, pérdida de interés por todo, cualquier esfuerzo resulta una tarea imposible, sentimientos de tristeza y ganas de llorar. Este estado general de falta de ánimo, puede variar desde un grado leve, hasta ser muy grave, con desesperanza, sensación de que todo se ha hecho mal, y pérdida de motivación para seguir viviendo.

No hay que confundir la depresión con los estados de tristeza que se pueden tener por la pérdida de una persona amada o por dificultades en la vida cotidiana. En estos casos, salvo que se prolongue en el tiempo o que la persona quede atrapada en este sentimiento, los sentimientos más dolorosos de tristeza irán cediendo y aunque la causa no se olvide, volverá a haber un nuevo equilibrio emocional y la persona seguirá el curso de su vida.

Parece que la depresión afecta más a las mujeres que los hombres (al menos, piden más atención sanitaria) y cuando afecta a adolescentes puede ser causa de fracaso escolar.

Además, la depresión puede causar insomnio (especialmente despertar antes de tiempo), vivencia de inutilidad, cansancio, pérdida del hambre, lentitud del pensamiento y físico, hasta la imposibilidad de moverse, ideas de suicidio, etc.

La depresión puede afectar el rendimiento académico o laboral y puede haber un desentendimiento de la vida, de relación o de las tareas familiares.

Una vez constatados síntomas de este tipo, es conveniente consultar al médico de familia y él decidirá si hay algún tratamiento o enviar al Centro de Salud Mental.

Habitualmente, dependiendo del caso, se puede tratar con medidas de apoyo, o con psicoterapia o con medicación, lo más efectivo, en los casos más graves, es una combinación de todos ellos.  Es importante tener presente que hay que pedir ayuda lo antes posible y evitar las consecuencias que puede generar la depresión a nivel personal, familiar, laboral y social.

Ansiedad

La ansiedad es una vivencia de miedo, inquietud, desasosiego y generalmente con síntomas físicos, como temblor, agitación, palpitaciones, sudoración, sequedad de boca, etc.

La ansiedad es una respuesta normal ante el peligro, de la novedad, ante una tarea o un encuentro comprometido y permite poner toda la energía para superar esta situación. Pero la ansiedad se transforma en generadora de gran malestar y paralizante, cuando adquiere dimensiones significativas o cuando se alarga en el tiempo. La ansiedad crónica, puede estar en la base de las enfermedades psicosomáticas.

También dependiendo de la causa que la origina o de las características que toma, la ansiedad puede configurar enfermedades de origen y pronóstico muy diferente.

De esta manera, podemos tener una ansiedad fóbica cuando se desencadena ante un objeto objetivamente no peligroso (por ejemplo, miedo a los gatos) y con una respuesta desproporcionada.

La agorafobia que aparece por miedo a lugares abiertos o cerrados, salir de casa, ir a un supermercado, ir a lugares donde hay mucha gente, etc. y la fobia social, que es el miedo a hablar en público, a ser juzgado por los demás y muy frecuente en la adolescencia.

La ansiedad puede presentarse en crisis, sin un motivo explícito, pero mostrando miedo a morir. Las crisis pueden ser aparatosas en forma de pánico.

También tenemos la ansiedad consecuencia de situaciones estresantes, como el estrés postraumático y las reacciones ante cambios, sea del tipo que sea, como los trastornos adaptativos.  También, finalmente la ansiedad que hay detrás de los síntomas conversius y disociativos de la llamada neurosis histérica, síntomas físicos de parálisis, desmayo, ceguera, etc. que traducen una situación de intensa ansiedad.

La ansiedad contenida en estos cuadros citados, debe ser tratada con medicación o con psicoterapia ya que es importante ir a buscar de qué conflicto se trata, sea actual o anterior, sin el cual las situaciones generadoras de ansiedad podrán seguir produciendo malestar y incidiendo en la calidad de vida de las personas.

Trastorno obsesivo compulsivo

Este trastorno es mucho menos frecuente, pero puede producir una gran cantidad de sufrimiento en la persona que lo padece. Se caracteriza por la presencia de ideas repetitivas que no se pueden evitar (de limpieza y escrupulosidad, sexo, miedo a morir o a matar a alguien, de orden, etc.) que son las obsesiones y por la presencia de impulsos irreprimibles que no se pueden dejar de hacer (por ejemplo, verificar varias veces si se ha dejado el gas encendido al salir de casa, limpiarse muchas veces al día las manos, etc.) que son las compulsiones.

Las personas reconocen que las ideas y los actos son incluso absurdos, pero no pueden hacer nada para evitarlas, ya que creen que las consecuencias pueden ser fatales.

En general las personas son meticulosas, empeñadas y poco flexibles, amantes del orden y la disciplina.

A menudo se hace difícil mantener una vida laboral activa y piden atención cuando la cantidad de sufrimiento se hace excesivo.

Esquizofrenia

Es la más importante de las enfermedades mentales graves. Afecta a aproximadamente al 1% de la población. Es la enfermedad que puede llegar a dañar el funcionamiento individual y social de las personas ya que entre 1 / 4 y 1 / 3 de los enfermos tiene una evolución que genera secuelas y que buena parte de los pacientes necesitan rehabilitación psicosocial en las habilidades necesarias para una convivencia normalizada.

La esquizofrenia se presenta de diferentes maneras, la mayoría de veces apareciendo al final de la adolescencia. Afecta por igual a hombres y mujeres y está presente en todas las culturas y condiciones. Su inicio puede ser lento e insidioso, habiendo cambios en la persona, habitualmente retraimiento, retirada progresiva de las actividades o bien puede ser rápido, brusco.

Su característica principal es la aparición de ideas delirantes (ideas que no corresponden con la realidad pero que el enfermo cree totalmente y son irrebatibles) y alucinaciones (percepción sensitiva distorsionada, por ejemplo, escuchar voces, ver cosas o personas, oler olores, etc.); también puede haber desorganización del pensamiento, inhibición física, indiferencia, angustia.

Habitualmente evoluciona a "brotes" (episodios agudos que se repiten en el tiempo) y puede tener tendencia a la cronicidad. Puede acompañarse de un deterioro progresivo, por lo que son importantes los controles y las medidas rehabilitadoras.

En otras ocasiones la evolución es continua, y puede tender a una inhibición progresiva con deterioro.

También hay ocasiones en que la evolución es muy favorable y después de un episodio la enfermedad remite dejando o no secuelas.

La esquizofrenia puede ser: paranoide, las ideas delirantes son de contenido persecutorio, o de prejuicio, de grandeza. Las alucinaciones son generalmente auditivas.

  • hebefrénica,   evoluciona rápidamente con indiferencia afectiva y alteraciones del pensamiento como síntomas predominantes
  • catatónica, con predominio de los síntomas físicos de rigidez
  • residual, predominan los síntomas propios de la cronicidad

Hay otros tipos, simple, indiferenciada, según predominen unos síntomas u otros o la irrupción sea más o menos repentina.

En el tratamiento de la esquizofrenia a veces es necesario hospitalizar en un Servicio de Agudos, cuando la sintomatología es muy expresiva, para contener la crisis, o en un Servicio de Subagudos, cuando no hay crisis pero aún no puede incorporarse a su entorno habitual.

El Hospital de Día puede ofrecer un tratamiento hospitalario cuando el paciente puede ir a dormir casa.

Habitualmente el paciente sigue tratamiento en el Centro de Salud Mental, y en función de las habilidades y vinculaciones que la enfermedad ha dañado, seguir programas de rehabilitación por una inserción social correcta y una mejora de su calidad de vida.

Trastorno bipolar

Es una enfermedad menos frecuentemente diagnosticada que la esquizofrenia, pero también considerada grave. Se caracteriza habitualmente por crisis alternantes de depresión y de euforia (manía) y, a diferencia de la esquizofrenia, no cursa en la mayoría con deterioro mental.

Paranoia

Es un trastorno menos frecuente que los anteriores pero también considerado grave.
La persona enferma habitualmente puede seguir su vida normalmente, excepto el delirio paranoico (de prejuicio o persecutorio, de grandeza, de celos, erótico, etc.) no interfiere directamente con su trabajo o con su vida familiar. En estas circunstancias, el sufrimiento y la certeza delirante hacen que la convivencia sea imposible.

La persona enferma no tiene conciencia de que le pase nada, está convencido de su creencia y actúa en consecuencia.

Al contrario de la esquizofrenia, en esta enfermedad no hay alucinaciones ni tampoco hay un deterioro, pudiendo el delirio persistir toda la vida. En algunos casos el sufrimiento resultante es tan importante que el paciente puede actuar en contra de los supuestos causantes de su malestar.

Trastorno de la personalidad

Son aquellos trastornos que afectan a la personalidad de los individuos, es decir, a las características emocionales, conductuales y cognitivas del individuo, que entendidas dentro de unos límites son consideradas normales y si sobrepasan estos límites pasan a ser patológicas. Están pues en el límite entre lo normal y lo patológico: son características de personalidad que podrían ser llamadas enfermizas.

El T. esquizotípico de personas excéntricas o extravagantes; el T. paranoide de las personas desconfiadas, hostiles y suspicaces, el T. antisocial de las personas de las personas impulsivas con baja tolerancia a la frustración, transgreden las normas sociales con facilidad; el T.límite de las personas extremadamente impulsivas e imprevisibles, dependientes y cambiantes; el T. histriónico de las personas excesivamente emotivas y demandantes de atención, seductores y constantemente necesitan admiración.

Hay otros Trastornos de la personalidad que pueden, también, llegar a producir malestar y sufrimiento, aunque en muchas ocasiones no haya conciencia de que la persona se comporte con estas características.

Anorexia i bulimia

Son Trastornos de la alimentación, es decir, trastornos que tienen que ver con la ingesta de alimentos.

La anorexia nerviosa se caracteriza por pérdida de peso, distorsión de la imagen corporal, pensando que es obeso, aun siendo exageradamente delgado, miedo a ganar peso, etc. Es el trastorno en salud mental que produce más riesgo de muerte. Requiere tratamiento precoz y en ocasiones hay ingreso hospitalario, incluso por tener que tratar el riesgo de la inanición.

La bulimia nerviosa se caracteriza por episodios de comer incontroladamente y posterior culpa por haberlo hecho, provocándole el vómito, haciendo ayuno desproporcionado o ejercicio intenso. El pronóstico de la bulimia es más favorable que el de la anorexia.

Retraso mental y demencias

El retraso mental es un trastorno que afecta a las funciones cerebrales (motricidad, lenguaje, comprensión, aprendizaje). El déficit de inteligencia acompaña una afectación global de la personalidad del niño. La mayoría de las causas son hereditarias, las que alteran el desarrollo del feto, los incidentes durante el parto y algunas enfermedades infecciosas o traumáticas de la infancia.

El retraso mental puede ser leve, moderado o profundo y es importante que la persona afectada pueda participar en actividades rehabilitadoras para adquirir habilidades y capacidades para mantener, en lo posible, una convivencia normalizada.

La demencia es un trastorno de causada por variadas causas, caracterizada por la pérdida permanente y progresiva de la memoria y otras funciones. Puede acompañarse de otros síntomas, delirios, agitación, depresión, fragilidad emocional, insomnio, etc.

La enfermedad de Alzheimer es la más frecuente de las demencias, va apareciendo gradualmente a partir de los 60 años y se considera que aproximadamente un 30% de las personas mayores de 85 años lo padecen. Últimamente han comenzado a aparecer algunos tratamientos, pero si es importante el acogimiento en programas que retrasen al máximo el deterioro y también aquellos que protegen los cuidadores.

La demencia vascular al contrario, tiene habitualmente una instauración rápida y tiene otros signos neurológicos concomitantes.

Hay otras demencias menos frecuentes, como la de cuerpos de Lewy, VIH, etc. que también causan este trastorno e incluso hay algunas que pueden ser reversibles.